NOTICIAS DEL CORAZÓN

 

Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús  Anawin

Apóstoles del

Sagrado Corazón de Jesús

Anawin

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25 / 5   |    "ANNUM SACRUM" Encíclica del Papa LEÓN XIII (1899)

Santa margarita escucho en su interior «Aquí es donde te quiero» (1671)

 

 

"ANNUM SACRUM" Encíclica del Papa LEÓN XIII (1899)

Annum Sacrum (en latín Año Santo) es la septuagésimo segunda encíclica promulgada por el papa León XIII el 25 de mayo de 1899 en la que anuncia la consagración de todo el género humano al Sagrado Corazón de Jesús.

 

 

A LOS PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS, OBISPOS Y OTROS ORDINARIOS, EN PAZ Y COMUNIÓN CON LA SEDE APOSTÓLICA

De la Consagración del Género Humano al Sagrado Corazón de Jesús 1. Hace poco, como sabéis, ordenamos por cartas apostólicas que próximamente celebraríamos un jubileo (annum sacrum), siguiendo la costumbre establecida por los antiguos, en esta ciudad santa. Hoy, en la espera, y con la intención de aumentar la piedad en que estará envuelta esta celebración religiosa, nos hemos proyectado y aconsejamos una manifestación fastuosa. Con la condición que todos los fieles Nos obedezcan de corazón y con una buena voluntad unánime y generosa, esperamos que este acto, y no sin razón, produzca resultados preciosos y durables, primero para la religión cristiana y también para el género humano todo entero.

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Santa margarita escucho en su interior «Aquí es donde te quiero» (1671)

Cuando, el 25 de mayo de 1671, se encontró por primera vez en el locutorio de la Visitación de Paray-le-Monial, oyó en su interior las siguientes palabras: «Aquí es donde te quiero»

 

 

Muy joven, Margarita se siente interiormente impulsada a entregarse a Dios en la vida religiosa. Y durante su enfermedad, al no encontrarse ningún remedio, se consagra a la Santísima Virgen: “Le prometí que si me curaba, sería un día una de sus hijas. Apenas hice este voto, recibí la salud acompañada de una nueva protección de la Virgen. Ella me reprendía mis faltas y me enseñaba a hacer la voluntad de Dios”.

 

Sin embargo, una vez recobrada la salud, Margarita confiesa que no pensaba más que en divertirse, preocupándose poco de su promesa. Pero la vida en la familia se hace difícil. La adolescente va a sufrir y poco a poco va a volverse hacia Dios. Mientras tanto, los suyos pretenden casarla: se presentan buenos partidos. Tiene veinte años. Con todo, “el deseo de la vida religiosa se reavivó tan ardientemente en mi corazón –escribe– que me resolví a ser religiosa, al precio que fuera. Pero ¡ay! no pudo realizarse hasta cuatro años más tarde”.

   

El Señor la impulsa interiormente. “Encontrándome un día en un abismo de asombro, viendo que tantos defectos e infidelidades como en mí hallaba no eran capaces de causarle náusea, me respondió: «Es que deseo hacer de ti como un compuesto de mi amor y de mis misericordias»”.

   

La familia termina por ceder. “Me propusieron muchos conventos sin poder decidirme por ninguno, pero apenas se nombró a Paray, se dilató de gozo mi corazón, y al instante consentí. Al entrar al locutorio, oí interiormente estas palabras: «Aquí es donde te quiero»”. Era el 25 de mayo de 1671.

Revista Heraldos del Evangelio